Permanece en fuego durante el verano

Dilo conmigo: ¡un buen amén! Este verano, ya sea que estés en misión, de vacaciones o en un viaje familiar, solo una cosa importa: ¡permanecer en fuego! No tibio. No dormido. ¡En fuego! El verano no es una licencia para que tu alma se vacíe ni para que tu espíritu se adormezca. Jesús dijo: «Es necesario orar siempre, y no desmayar» (Lucas 18:1). No es opcional. Es una orden divina.

¿Por qué tantos creyentes sufren recaídas durante las vacaciones? ¿Por qué tantos regresan del verano más débiles que cuando entraron en él? Porque confundieron descanso con relajación excesiva. Pero ese no será tu caso. Déjame decirte hoy: puedes descansar, pero no vas a aflojar. Te relajarás en tu cuerpo, pero tu espíritu, ese, permanecerá despierto. Dormirás, claro, pero tu altar de oración no se apagará. ¡El fuego debe arder continuamente en tu altar! Te lo digo proféticamente: este verano no caerás en la tibieza. ¡Subirás al fuego! Aleluya.

Permanecer en fuego no significa despreciar el descanso

Dios mismo instituyó el descanso. Lo estableció desde Génesis. En Éxodo 20:9 declara: «Trabajarás seis días, y harás toda tu obra. Pero el séptimo día es día de reposo para el Señor». Dios mismo descansó. El descanso es bíblico, el aflojamiento no lo es. El problema no son las vacaciones, sino lo que haces con tu fuego durante las vacaciones. Y te lo voy a explicar claramente.

El verdadero descanso según Dios

El descanso es idea de Dios. Un tiempo para recargar nuestro cuerpo, calmar nuestros pensamientos, redirigir nuestros corazones. Pero cuidado con la falsificación: el mundo llama “vacaciones” a lo que a menudo significa libertinaje. Las vacaciones según el mundo implican pausar todo: la oración, la meditación, la santificación, la consagración. Se guarda el fuego en un cajón durante las vacaciones. Se atragantan de Netflix. Se relaja la disciplina. Se baila con el pecado diciéndose “tranquilo, son vacaciones”. Se permite lo que se habría rechazado en meses anteriores. Pero decreto sobre tu vida: este año no serás hallado en la isla de la tentación. ¡Serás localizado en la isla de la consagración, en el poderoso nombre de Jesús!

La distinción es simple: las vacaciones te invitan a soltar todo. El descanso te llama a reposicionarte en la presencia de Dios. Las vacaciones se centran en el ego. El descanso bíblico, en cambio, regresa tu alma al Padre.

Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. (Mateo 11:28)

Este pasaje te enseña una cosa: el verdadero descanso comienza cuando depositas tus cargas a los pies de Jesús. No cuando pones tus maletas en Dubái o en las Seychelles.

Cuando permaneces en fuego, continúas meditando, orando, velando incluso en vacaciones. Sigues guardando la palabra en tu corazón. Deuteronomio 6:5-8 es claro: «Hablarás de ellas en tu casa, en el camino, al acostarte y al levantarte». Incluso en la playa, tu Biblia debe estar en tu corazón. Sí, puedes broncearte, ¡pero no dejes que tu fuego espiritual se apague! Puedes bañarte, ¡pero que tu altar de oración permanezca encendido! Di simplemente: ¡este verano permanezco en fuego!

Vacaciones sin fuego = verano de vulnerabilidad

El verano, para muchos, es un momento donde el enemigo busca la ventana abierta.

Pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo. (Mateo 13:25)

Mientras duermes espiritualmente, mientras detienes tu vida de oración, el diablo aprovecha para sembrar pensamientos, hábitos, distracciones, relaciones. Y al regresar de las vacaciones, el creyente se pregunta: «¿De dónde viene esta pesadez? ¿Por qué esta sequedad? ¿Por qué perdí la unción?»

Porque te dormiste. Porque confundiste vacaciones con desconexión espiritual. ¡Pero eso termina hoy en el nombre de Jesús! Este año, el verano será para ti un campamento de elevación, no de decadencia espiritual. Un campo de fuego, no un terreno de cizaña.

Tu fuego personal es tu mejor guardaespaldas espiritual. Mientras estés en fuego, el enemigo retrocede. Mientras hables en lenguas, medites la palabra, veles, él no puede sembrar. ¡No puedes pelear estando dormido! Hay que velar y orar para no caer en la tentación (Mateo 26:41).

Escúchame bien: la caída no ocurre brutalmente. Llega sutilmente porque dejamos de velar. Una hora de oración menos. Una meditación fallida. Un programa visto. Una música aceptada. Y el terreno se vuelve resbaladizo…

Pero Dios te levanta hoy. Di conmigo: ¡Tú eres el que levanta! Aunque hayas caído ayer, Dios te endereza. Aunque te hayas dormido, Él te despierta. Puedes estar colapsado, pero Él te ha visto. Él pone Su mano y dice: “¡Levántate! Vuelve a Mi presencia. Recupera tu fuego. Hijo Mío, hija Mía, aún tengo cosas que hacer contigo.”

La intimidad: tu antídoto contra el sueño espiritual

Aquí está la clave: permanece cerca del corazón de Dios. Permanece en oración. Jesús mismo oraba antes del amanecer.

Lucas 5:16 dice que Él se retiraba a lugares solitarios para orar.

Se retiraba, no para dormir, sino para contemplar, para hablar con el Padre. ¿Quieres tener éxito este verano? Busca los lugares solitarios. Prográmate retiros. Concédete pausas, no para Netflix, sino para el Señor.

Un retiro puede ser en tu casa, en un cuarto, en una sala transformada en aposento alto, encendida por la presencia de Dios. Desconéctate de las redes. Conéctate con el cielo. Toma tiempo para recargarte. Ora en lenguas. Medita. Escucha diez enseñanzas al día si hace falta. Dale volumen. Sube la temperatura. ¡El fuego derretirá todas tus batallas! No será tu aceite esencial el que derrote a tus enemigos. ¡Es tu fuego! Sube tu nivel al 10. ¡Mira a Dios derretir los cerrojos, los bloqueos, ¡las cadenas!

Dios quiere un altar encendido.

1 Tesalonicenses 5:17 dice: Orad sin cesar.

Ora durante las vacaciones. Vela incluso en verano. ¡Que tu espíritu nunca duerma! Reposa tu cuerpo, sí. Descarga tu alma, sí. Pero que tu espíritu permanezca en actividad. Que siga intercediendo, librando guerras en lo secreto. Incluso mientras el cuerpo duerme, que se diga de ti en las tinieblas: esa, ese, sigue siendo un terror para el infierno. Incluso en los sueños, ora, lucha, arranca, labra. Eres un altar en fuego. Un muro para los tuyos. Este verano, serás la sentinela de tu casa. Incluso sin título, incluso como simple discípulo, ¡estás equipado para arder!

Oremos juntos

Padre, me presento delante de Ti y clamo: ¡aviva el fuego en mí! Rechazo dormir espiritualmente. Aun en el descanso, quiero permanecer en fuego. Elijo el estado de vigilancia. Hazme sensible a tu Espíritu. Te ofrezco estas vacaciones. No permitas que mi carne me aleje. Quiero salir de este verano transformado, lleno, saturado de Tu presencia. Que mi guardia permanezca elevada, que mi altar permanezca encendido y que mi vida manifieste Tu gloria. ¡En el poderoso nombre de Jesús, Amén!

🙏 Si nunca has entregado tu vida a Jesús, ora con fe:

Señor Jesús, hoy elijo seguirte. Reconozco que estoy perdido lejos de Ti. Perdona mis pecados. Límpiame de toda iniquidad. Creo que moriste por mí y resucitaste. Te recibo como mi Salvador y mi Señor. Lléname con Tu Espíritu y hazme arder por Ti. Amén.

Al corazón de la Biblia

• Lucas 18:1 – Es necesario orar siempre, y no desmayar.
• 1 Tesalonicenses 5:17 – Orad sin cesar.
• Mateo 26:41 – Velad y orad, para que no entréis en tentación.
• Deuteronomio 6:5-8 – Amarás al Señor… y hablarás de Él incluso en el camino.
• Romanos 12:1 – Presentad vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios.
• Lucas 9:23 – Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.

Invitación

¿Estás listo para hacer de este verano una temporada de fuego y no de adormecimiento? ¿Estás listo para tallarte un lugar de retiro, un aposento alto personal? ¡Entonces no tardes! ¡Comienza esta misma noche!

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