Vivir la abundancia para compartirla – TALKSHOW – Royal Business Event 2025

Vivir la abundancia para compartirla

¿Por qué querer ser rico si no es para cambiar vidas? ¿Por qué aspirar a la abundancia si no es para cumplir con nuestro mandato divino en esta tierra? Recuerda bien esto: en toda la Escritura, Dios nunca separa prosperidad de responsabilidad. La abundancia desvinculada del amor, de la misión, de la generosidad, se convierte en una trampa. Por eso Jesús dijo, en Lucas 12:21: «Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, pero no es rico para con Dios».

Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, pero no es rico para con Dios. (Lucas 12:21)

El objetivo nunca ha sido simplemente tener. El corazón de Dios es que seas una bendición viviente. Fuiste creado para brillar, inspirar, influir y dar. Recuerda: «Hay más dicha en dar que en recibir» (Hechos 20:35). La verdadera alegría no está en la cantidad de tu cuenta, sino en las vidas que tocas gracias a lo que Dios te confía. Entonces, la gran pregunta es: ¿vives hoy la abundancia con el propósito de compartirla?

Sí, la abundancia es posible para el creyente

Comencemos aclarando una cosa: la abundancia no contradice la fe. No hay antagonismo entre ser cristiano y prosperar financieramente. Al contrario. Porque en 2 Corintios 8:9 está escrito: «Pues ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos».

No fue un apóstol, ni un ángel, ni Moisés quien habló de ser «rico para con Dios». ¡Fue Jesucristo mismo! Sí, es posible. Pero hay que entender que no se trata de una riqueza para impresionar, para consumir, para acumular cosas perecederas. Es una riqueza para cumplir tus obras preparadas de antemano, para ser una fuente, una fuente de provisión.

Jesús no murió sólo para llevarte al cielo. Murió para que tu vida aquí tenga un impacto. Él llevó la maldición para que tú vivas la herencia.

Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda buena obra (2 Corintios 9:8)

Ese es el equilibrio. No solo vivir la abundancia, sino vivirla para compartirla.

Tu cuenta corriente no es el objetivo. Tu estatus social no es el objetivo. El objetivo es tu impacto. Eres un distribuidor automático de bienes divinos. Eres la fuente por la cual Dios quiere regar a los huérfanos, a las viudas, a los sueños de los niños, a las iglesias, a los proyectos del Reino, a los hospitales, a las escuelas. ¡Eres una fuente!

La intención de Dios: hacer de ti una persona recurso

Génesis 12:1-3 nos revela el plan magistral. Dios le dijo a Abraham: «Haré de ti una gran nación, te bendeciré… y serás bendición.» No, no dijo: «Te haré bendecido.» Dijo: «Serás una bendición.» ¿Ves la diferencia? Ser bendecido es recibir; ser una bendición es dar abundantemente desde el desbordamiento. Y damos según la riqueza que hemos recibido, pero también según la misión que se nos ha confiado.

No fuiste salvado sólo para ti. No fuiste enriquecido para presumir. Fuiste bendecido para distribuir. La verdadera prosperidad en el Reino nunca es egoísta. Por eso debes levantarte cada mañana con esta convicción: «Señor, haz de mí una fuente.»

¡Y no puedes distribuir lo que no tienes! De ahí la importancia de aspirar no sólo a tener lo necesario para los gastos de tu casa, sino también para llevar las cargas de otros. Dios busca esposas, no clientas. Colaboradores, no consumidores. Él no busca jarrones decorativos, sino distribuidores del bien.

La mirada deformada sobre la riqueza: una guerra espiritual

Pero ¿por qué ese conflicto interior cuando un cristiano habla de dinero? ¿Por qué tanta vergüenza, desconfianza, culpabilidad? Porque hay una batalla espiritual detrás de la prosperidad de los hijos de Dios. Jesús mismo identificó a Mamón como una entidad rival. Mamón no es el dinero. Es ese espíritu que pervierte la relación con el dinero, que te lleva a temerlo, desearlo en exceso o usarlo mal.

Y muchas veces, la pobreza no es falta de recursos, sino presencia de conceptos erróneos. Sí, hay personas que quieren ser ricas pero temen el dinero. Lo desean pero lo critican. Quieren favor financiero, pero internamente se oponen a la prosperidad. ¿Por qué? Porque han confundido el amor al dinero (lo cual es condenable) con el uso del dinero (que es honorable cuando es justo).

Puedes estar en santidad y en prosperidad. Puedes brillar en piedad y en excelencia. Puedes ser un cristiano serio y manejar millones. Porque Dios quiere posicionar a Su pueblo para financiar los grandes proyectos. Y cuando no tienes esta dimensión, algunas obras que Dios ha colocado en ti nunca pueden nacer. Puedes estar lleno del fuego del Espíritu, y nunca ver tu sueño de orfanato realizado, por falta de recursos. Por eso necesitas estar en abundancia para dar a luz lo que Dios ha previsto.

La abundancia verdadera incluye tu equilibrio

Pero atención. La abundancia no se mide únicamente en euros o propiedades. No. La abundancia verdadera es multidimensional:

  • Estás en abundancia cuando tienes paz
  • Cuando tu alma está estable
  • Cuando tu matrimonio es sereno
  • Cuando tus finanzas están en orden
  • Cuando produces las obras de Dios en tu ámbito
  • Cuando ayudas, cargas, edificas, siembras

Puedes tener 4000€ al mes y estar en una abundancia bíblica, porque estás viviendo las obras preparadas de antemano (Efesios 2:10).

Entonces, ¿cuándo estamos en abundancia?

  • Cuando podemos responder a todas nuestras necesidades (¡y no a nuestros caprichos!)
  • Y tener algo más para hacer el bien

Si con tu ingreso puedes alimentar a tu familia, pagar los estudios de tus hijos, responder por quienes están a tu cargo, sostener tu iglesia, invertir en la visión de Dios, entonces ya estás en la abundancia. Y ¡ese nivel puede crecer aún más! Porque en el Reino, no hay techo.

Dar con sabiduría: la responsabilidad del cristiano

Pero cuidado con no sacrificar tu futuro por el confort inmediato de otros. Ayudar no es desangrarse. No debes endeudarte, empobrecerte ni desequilibrar tu matrimonio para socorrer demandas. Muchos confunden generosidad con falta de sabiduría.

Porque si hay buena voluntad, se acepta según lo que uno tiene, y no según lo que no tiene (2 Corintios 8:12)

Eres responsable de tu autonomía y de tu posteridad. El objetivo no es que des un pez cada día, sino que tú mismo te conviertas en portador de soluciones duraderas.

Deja de mantener a las personas con respiración asistida. A veces, la mejor manera de ayudar es:

  • Educar financieramente
  • Sembrar en su futuro y no en sus caprichos

Sé estratégico en tu caridad. Construye primero tu estabilidad, y luego sé un canal; de lo contrario, caerás con aquellos que querías ayudar. Y un hombre caído no puede levantar a nadie.

Ser rico no te hace feliz automáticamente. Sólo cuando entiendes que tu vida es útil, que lo que posees sirve para avanzar el Reino, es que experimentas la verdadera alegría. El Espíritu de Dios en ti es la única fuente de felicidad estable. No tu cuenta, no tu popularidad. La verdadera paz viene de tu alineación con Aquel que te enriqueció.

Oremos juntos

Señor, te doy gloria por mi vida. Te doy gloria por lo que ya me has confiado. Hoy, doy un paso más: no quiero sólo ser bendecido, quiero convertirme en una bendición. Úsame como un canal de bien. Haz de mí un distribuidor de impacto, una palanca para Tu gloria.

2. Señor, elijo caminar en sabiduría financiera. Elijo honrarte con mis ingresos, mis dones, mis decisiones. Rechazo la culpa religiosa y elijo prosperar para Tu Reino. Restaura mi visión según Tu Palabra. Enriquéceme según Tu voluntad. Amén.

🙏 Si nunca has dado tu vida a Jesús, haz esta oración con fe:

Señor Jesús, reconozco que te necesito. Creo que moriste por mis pecados y que resucitaste. Hoy te acepto como mi Señor y Salvador. Transforma mi vida y guíame por Tu camino. Amén.

En el corazón de la Biblia

  • Lucas 12:21 – Ser rico para con Dios, no para sí mismo
  • 2 Corintios 9:8 – Tener en todo lo suficiente para cubrir toda necesidad
  • Génesis 12:1-3 – Bendición para bendecir
  • Hechos 20:35 – Hay más dicha en dar que en recibir
  • Efesios 2:10 – Creados para obras preparadas de antemano
  • 2 Corintios 8:9 – Jesús se hizo pobre para que fuésemos enriquecidos

Ponla en práctica sin demora. Conviértete hoy en un canal de abundancia, un testimonio viviente de Su generosidad.

Recuerda: Dios no busca consumidores de bendiciones, Él busca portadores de soluciones.

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