
recevoir la lettre royale chaque semaine & les dévotions chaque jours
lettre royale
Un message du Royaume, chaque semaine, dans vos e-mails.
Thank you!
You have successfully joined our subscriber list.
Nada cambia realmente hasta que tu mente ha sido reprogramada. Nada. Y he venido a decirte: no estás obligado a seguir con la versión de ti que detestas. ¡Puedes reemplazarla! ¡Puedes reescribirte por el poder de la meditación de la Palabra de Dios!
¿Alguna vez has visto a un cristiano siempre firme, siempre gozoso, siempre estable sin importar las estaciones? No es casualidad. No es un accidente. La Biblia dice en Salmo 1:1-3:
Heureux l’homme qui médite la loi de l’Éternel jour et nuit… Il est comme un arbre planté près d’un courant d’eau, qui donne son fruit en sa saison, et dont le feuillage ne se flétrit pas. (Psaume 1:1-3)
¿Quieres vivir sin marchitarte jamás? Medita. ¿Quieres dar fruto en toda estación? Medita. ¿Quieres tener éxito? No comienza por la oración. Comienza por la meditación. Josué 1:8:
Que ce livre de la loi ne s’éloigne point de ta bouche… médite-le jour et nuit… c’est alors que tu auras du succès. (Josué 1:8)
El éxito no es un accidente, es un efecto. El fruto permanente no es milagroso, es un protocolo. Y ese protocolo, es la meditación.
La meditación es un protocolo divino. Y no hablo aquí de cerrar los ojos, cruzar las piernas y decir «Om» — no. Eso no es la meditación. Hablo de un acto espiritual poderoso donde alimentas tu espíritu con la Palabra de Dios hasta ser transformado. El mundo come pan. Tu hombre interior se alimenta de lo que medita. Las angustias no vienen únicamente de las circunstancias. Vienen de un espíritu debilitado por una mala alimentación.
Por eso la meditación no es leer la Biblia. Puedes leer la Biblia en 15 minutos, ¡pero meditar todo el día! Leer te da la información, meditar transforma tu retrato interior. No es lo que vives lo que te destruye, es lo que tu subconsciente cree de ti. No es el rechazo lo que te aplasta, es lo que el rechazo imprimió en tu conciencia. Sigues inconscientemente una imagen de ti. Tu comportamiento es la consecuencia de un guion que ejecutas. Y ese guion puede borrarse. Hay que borrar ese programa que la infancia, las heridas, los padres, los pecados pasados codificaron en tu alma. Y eso no se borra ni con deseos, ni con oraciones, ni siquiera con el servicio en la iglesia. Es la meditación de la Palabra de Dios la que te reprograma.
Puedes reemplazar el retrato vergonzoso, temeroso, iracundo que tienes de ti por un retrato conforme a Cristo. No estás condenado a permanecer esclavo del pecado, del miedo, de la impureza. Puedes convertirte en un hombre firme, una mujer estable, una luz en tu generación. Pero para eso, tienes que meditar.
Combien j’aime ta loi ! Elle est tous les jours l’objet de ma méditation. (Psaume 119:97)
He aquí el secreto de los hombres que dieron fruto. David no era solo un guerrero. Era un contemplador. Podía pasar horas meditando sobre el carácter de Dios, las leyes de Dios, las obras de Dios. Es la meditación la que da nacimiento a la revelación. ¡Y la revelación hace aparecer una nueva versión de ti!
Des puissants me persécutent sans raison, mais mon cœur ne tremble qu’à ta parole. (Psaume 119:161)
¿Te das cuenta? No tiembla ante las amenazas de los hombres poderosos. No. Solo tiembla ante la Palabra de Dios. ¿Cómo lo logró? Meditó. Rumió. Giró en su corazón lo que Dios dijo, lo que Dios hizo. En vez de rumiar tus miedos, rumia la grandeza de tu Dios.
Oras por paz, pero meditas en la desesperanza. Quieres gozo, pero rumias la traición. Déjame decirte la verdad: eres lo que meditas.
La palabra es la semilla. Pero para que una semilla se vuelva árbol, tiene que ser plantada. Y el suelo de tu corazón solo da fruto si la meditación permite que el agua de la Palabra penetre en él.
Car, comme la pluie et la neige descendent des cieux, et n’y retournent pas sans avoir arrosé, fécondé la terre… ainsi en est-il de ma parole. (Esaïe 55:10-11)
Mientras tu tierra interior solo haya recibido algunos vasos de agua, no dará nada. Necesitas la lluvia. Necesitas la exposición continua. Un mensaje no basta. Una lectura no basta. Hay que permanecer, rumiar, revisitar.
¿Quieres dar fruto? Plántate en la Palabra. ¿Quieres un sistema inmunológico espiritual capaz de resistir los ataques, los traumas, la brujería? ¡Medita!
Lo que no has plantado, no puedes cosechar. Meditar es repetir, masticar, revisitar incluso una sola frase divina hasta que se vuelva parte integral de tu sistema de pensamiento. Y de repente, aquello que desesperabas llegar a ser se vuelve tu temperamento natural. Tus emociones cambian. Tu lenguaje cambia. Y el fruto aparece.
No estás obligado a preocuparte: meditar también es escoger lo que tu corazón consume. La ansiedad viene de la repetición mental de los problemas. Si sabes preocuparte, ya sabes meditar. ¡Pero cambia la materia prima de tu meditación! No rumies más el rechazo, el miedo, la escasez. Rumia el poder de Dios, sus prodigios, sus promesas, su amor.
La meditación no es pasiva. Viajas. Vuelves a ver a José salir del pozo. Observas a Rut restaurada. Escuchas a Pablo liberado. Ves a María levantada del oprobio. Y sabes que Dios no hace acepción de personas. Si lo hizo por ellos, puede hacerlo por ti.
Y es en ese momento que ya no es una promesa: es una certeza. Una fuerza. Una luz en las tinieblas. Ya no tienes miedo, ni dudas. Porque has comido la Palabra. Se ha hecho vida en ti.
Es al mismo tiempo agua, fuego, luz, martillo. Por ella, Dios adopta tu corazón. Por ella, Él edifica tu vida. Por ella, tú te vuelves otro hombre.
El agua de la Palabra limpia, levanta, alimenta. Hace fértil lo que estaba estéril.
Te quejas: “No me gusta la versión de mí que soy”. De acuerdo. Reemplázala. Tienes una caja de medicamentos. No está en la alacena de tu cocina. Es tu Biblia. Tu receta es la meditación.
1. Padre, te doy gracias. Hoy decido meditar tu Palabra con intención. Rechazo seguir con los guiones de miedo, de rechazo, de inmoralidad, de depresión. Quiero ser transformado según tu imagen, por el poder de tu Palabra viva. Haz brillar tu luz en mí a través de tu Palabra. Amén.
2. Señor, cada día elegiré meditar en tus obras, tus prodigios, tus mandamientos. No quiero repetir más el dolor, quiero rumiar tu fidelidad. Haz de mí un vaso de luz, una voz de vida, un árbol plantado junto al agua. Amén.
🙏 ¿Nunca has entregado tu vida a Jesús?
Señor Jesús, reconozco que te necesito. Creo que moriste por mis pecados y que resucitaste. Hoy te acepto como mi Señor y Salvador. Transforma mi vida y guíame por tu camino. Amén.
📌 ¿Acabas de hacer esta oración? Contáctanos aquí: Haz clic aquí
- Josué 1:8 – Medita día y noche para tener éxito
- Psaume 1:1-3 – El hombre plantado junto al agua
- Philippiens 3:10 – Conocer a Jesús y el poder de su resurrección
- Jean 15:3 – Ya estáis limpios por la Palabra
- Éphésiens 5:26 – Purificados por el agua de la Palabra
- Isaïe 55:10-11 – La Palabra como lluvia que fecunda
- Romains 12:2 – Transformado por la renovación del entendimiento
- Romains 12:1 – El sacrificio vivo
- Luc 9:23 – Tomar su cruz cada día
Aplica hoy mismo esta verdad y compártela a tu alrededor.
📌 ¿Este mensaje te ha impactado? Comparte tu testimonio aquí: Haz clic aquí
📽️ Mira el video completo aquí: Haz clic aquí
✉️ ¿Deseas hacer una donación u ofrenda? Haz clic aquí
📌 ¿Acabas de hacer la oración para entregar tu vida a Jesús? Haz clic aquí.
📌 ¿Este artículo te ha impactado especialmente? Para compartir tu testimonio: haz clic aquí.
📌 ¿Te gustaría contribuir con una ofrenda o donación? Haz clic aquí
You have successfully joined our subscriber list.