¡Levántate! ¡Reflexiona! ¡Vuélvete poderoso!

A quienes Dios quiere hacer reinar, siempre comienza por despertar su inteligencia. El Espíritu Santo no derrama su unción sobre cerebros dormidos. “El que piensa bien las cosas, hallará el bien…” (Proverbios 16:20). ¿Quieres ser feliz? ¡Entonces reflexiona! Reflexiona sobre tu futuro. Reflexiona sobre tu llamado. ¡Reflexiona sobre tu identidad! Dios no levanta ignorantes para cambiar las naciones. Levanta jóvenes que piensan, que se instruyen y que toman posición.

Pero hagámonos la verdadera pregunta ahora: ¿Por qué tantos jóvenes fracasan en su destino a pesar de su pasión por Dios? ¿Por qué algunos hablan en lenguas todo el día, asisten a todos los campamentos espirituales, pero no logran destacar en la vida? La respuesta es simple: ¡porque no reflexionan! Ora, pero no estudia. Profetiza, pero no se forma en nada. Clama a Dios, pero descuida su cerebro. Sin embargo, en Hechos 10:19, la Biblia dice que mientras Pedro reflexionaba sobre la visión, el Espíritu le habló. ¡La reflexión atrae la voz de Dios!

Primera clave: La reflexión es una ley espiritual

No se trata solo de orar con fuerza. Hay que reflexionar con fuerza. La sabiduría del pobre es despreciada, sus palabras no son escuchadas (Eclesiastés 9:14-16). Puedes estar ungido, puedes ser poderoso en el Espíritu, pero si eres indigente, si eres pobre, si estás inactivo… nadie te escuchará. Lean bien lo que dice la Palabra: no era porque todos hablasen en lenguas que se veía la gran gracia sobre ellos (Hechos 4:33-34). No era por las palabras proféticas ni por las visiones. ¡Era porque no había ningún indigente entre ellos! La gran gracia erradicó la pobreza. ¡La gracia de Dios te acompañará en la reflexión!

Y para reflexionar, hay que formarse. El libro de Proverbios dice que fue escrito para “dar al joven conocimiento y reflexión” (Proverbios 1:1-4). La reflexión se aprende. Requiere entrenamiento. ¿Quieres saber por qué te hacían hacer cosenos y Pitágoras en el colegio? Quizá no era para que los usaras, sino para ejercitar tu cerebro. Para enseñarte a razonar. Porque la vida es una sucesión de problemas. Y los problemas no se resuelven con gritos. No se resuelven ayunando 40 días. Si gritas sin reflexionar, gritas al vacío. Pero si reflexionas antes de gritar, ¡el Cielo te escucha!

Nehemías lo entendió. Antes de reconstruir Jerusalén, Nehemías salió solo de noche para observar los muros en ruinas… y reflexionó (Nehemías 2:12-17). ¡Incluso Dios esperaba que Adán reflexionara! Génesis 2:19 nos dice que Dios hizo venir a los animales para ver cómo los llamaría el hombre. ¡Quería ver! No dijo nada. Dejó que Adán observara, reflexionara, diera un nombre, usara sus facultades. ¡Dios busca hombres y mujeres que, sin una voz venida del cielo, tomen decisiones sabias gracias a su mente renovada!

En el día del bien, goza del bien. Y en el día del mal, reflexiona. (Eclesiastés 7:14)

Y te pregunto otra vez: ¿quién tiene una versión donde dice “en el día del mal, ora mucho”? No la hay. Dios te pide que reflexiones. Por supuesto, Santiago 5:13 también dice “¿Está alguno afligido? Haga oración”. Sí, la oración sigue siendo esencial. Pero la oración no reemplaza la reflexión. Tienes que hacer ambas cosas. Este desequilibrio en las naciones nos lo muestra. Por un lado, países ricos socialmente que no creen en Dios. Por otro lado, países donde todos oran, pero nadie reflexiona. ¿Quieres hallar la felicidad? Entonces reflexiona. ¡Y confía en el Señor!

Segunda clave: Dios bendice lo que está preparado

Puedes ser talentoso, puedes tener títulos, pero mientras no se deposite sobre ti una gracia particular, la lucha será dura. Mira a Isaac. Génesis 26:12-13 dice que sembró y Dios lo bendijo. No fueron sus títulos los que lo enriquecieron. Ni su inteligencia. Ni sus formaciones. Fue la bendición del Señor. Y por causa de esa bendición, se volvió rico, luego más rico, hasta hacerse muy rico. ¡Muy rico! Tan rico que ya no se podía cuantificar su riqueza. Solo se decía: es fuerte.

Pero no confundas las cosas: la bendición es el avión, pero tus competencias son la pista de aterrizaje. Sin competencias, sin formación, sin preparación… la gracia no podrá posarse. ¿Y cómo crear esa pista? Con formación. Con adquisición de conocimiento. Aprendiendo softwares, idiomas, métodos. ¡Emprendiendo cosas!

• No esperes a entenderlo todo para comenzar.
• No ores 40 días para saber qué estudiar.
• Comienza. Avanza.
• Y Dios bendecirá lo que hayas empezado.

Te he contado mi historia. Obtuve mi bachillerato, pero no sabía qué hacer. Oraba. Ayunaba. Quería una profecía, un sueño, algo extraordinario. Nada venía. Mi padre se enojó. Me dijo: “Voy a elegir por ti”. Me inscribió a la fuerza en marketing. No tenía ninguna dirección divina. Y sin embargo, era el camino correcto. Ahí es donde Dios me formó. Hizo descender el aceite sobre lo que yo había comenzado. Si aún no tienes la revelación, obedece una sola cosa: comienza.

Y empecé pequeño. No esperé tener un cargo de director. Acepté vender corbatas, pasteles. Hice pequeños trabajos. Estaba listo para ser albañil cuando se presentó la oportunidad. El que se humilla será exaltado. ¿Quieres la realeza? Prepárate para pasar por la humildad. El rey más grande del universo, Jesucristo, fue carpintero antes de ser predicador.

Tercera clave: Eres un rey enviado a un reino enemigo

El problema con esta generación es que todos queremos brillar en la iglesia. Pero Jesús dijo:

Vosotros sois la luz DEL MUNDO (Mateo 5:14)

No “de la iglesia”. Siempre habrá más lugares en las empresas que en la tarima. Siempre habrá más influencia en las esferas sociales que en la silla del domingo. El avivamiento final será un avivamiento de reyes. Jesús es el Rey de reyes. ¡Y si Él es Rey, tú también lo eres!

• ¿Sueñas lo suficientemente grande?
• ¿Piensas en aprender inglés?

Daniel aprendió la lengua de los caldeos antes de ser posicionado en Babilonia. ¿Quieres reinar? Aprende idiomas. ¿Quieres dominar? ¡Adquiere habilidades! El Señor no sube mendigos al trono. Levanta príncipes, dirigentes. Pablo estaba más instruido que todos los demás discípulos. Hablaba griego, arameo, latín, hebreo. ¡Él escribió más de la mitad del Nuevo Testamento!

¿Quieres la unción? Aprende. ¿Quieres el avivamiento? Estudia. ¿Quieres que Dios te lleve a las esferas de influencia para plantar Su nombre? Entonces conviértete en un espía profético. Serás como esos espías que Moisés envió a Canaán. Tu profesión será solo una cobertura. Tu diploma solo un pasaporte. Tu verdadera misión: sembrar a Cristo en los rincones ocultos de la sociedad.

¡Entonces levántate! Pasa a la acción. Haz útiles tus manos. Activa tu cerebro. Retoma tus estudios. Aprende un oficio. Lanza un negocio. Estudia los mercados. ¡Sal de las ilusiones religiosas! Dios no te salvó para que deambules. Te eligió para que domines. ¡Aprende y hazte fuerte!

Oremos juntos

Padre, rechazo la ignorancia espiritual e intelectual. Elijo reflexionar y confiar en Ti. Dame inteligencia espiritual y disciplina para aprender. Derriba en mí toda pereza intelectual. Restaura mis capacidades de concentración. Dame ideas. Inspírame a aprender. Soy un rey. Ya no soy esclavo. He sido llamado a dominar. Que tu unción me equipe y que Tu sabiduría me gobierne, en el poderoso nombre de Jesús. Amén.

🙏 Si nunca has recibido a Jesús en tu vida, haz esta oración ahora con fe:

Señor Jesús, reconozco que he pecado. Creo que moriste en la cruz por mí, y que resucitaste para salvarme. Hoy, te acepto como mi Salvador y mi Señor. Líbrame. Transforma mi vida. Toma todo el lugar. Amén.

En el corazón de la Biblia

• Proverbios 16:20 – El que piensa bien las cosas, hallará el bien.
• Eclesiastés 7:14 – En el día del mal, reflexiona.
• Hechos 10:19 – Pedro reflexionaba sobre la visión, y el Espíritu le habló.
• Génesis 2:19 – Dios hizo venir a los animales para ver cómo el hombre los llamaría.

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