
recevoir la lettre royale chaque semaine & les dévotions chaque jours
lettre royale
Un message du Royaume, chaque semaine, dans vos e-mails.
Thank you!
You have successfully joined our subscriber list.
Hay eventos que te golpean tan fuerte que te quedas sin aliento. Traiciones, palabras, miradas… que atraviesan tu alma como flechas envenenadas. Creías que eras fuerte, pensabas que habías superado todo, pero de repente caes. Estás herido, ofendido, escandalizado. Y en ese preciso momento, el diablo piensa: «¡Es mi oportunidad! Puedo detenerlo ahora. Puedo abortar su destino.»
Jesús declaró en Lucas 17:1: «Es imposible que no vengan tropiezos.» No es una suposición. No es una hipótesis. Es una certeza: los escándalos vendrán. Pero eso no es lo que debe detenerte; lo que haces con ello es lo que determinará tu futuro. El escándalo es una de las trampas más estratégicas y discretas de Satanás para abortar destinos.
Entiende que Satanás no se impresiona por tu llamado. No le asustan tus oraciones. No le molestan las profecías que has recibido. Eso no lo conmueve. Lo que impide que aborte tu destino es tu arraigo en la Palabra. Si logra sacarte de la Palabra, empujarte a rechazar lo que Dios te dijo, entonces habrá ganado.
En Mateo 13:20-21, Jesús habla de aquel que recibe la semilla «en pedregales». Oye la palabra, la recibe con gozo… pero no tiene raíz en sí. Entonces, cuando viene la aflicción, la persecución, la prueba por causa de la palabra, tropieza. Se ofende. Abandona. El escándalo llegó. Y el escándalo es eso: una ocasión de caída, una ofensa, una herida que se apodera de tu corazón en un momento de vulnerabilidad.
El escándalo es un golpe directo al corazón que no esperabas. Es una conversación que nunca debiste oír. Una actitud que te destrozó. Una película que nunca debiste ver. Una escena que, al verla, encendió el fuego de la impureza en ti. Es un golpe que abre la puerta a la amargura, a la ira, a la impureza, a la sequedad espiritual… Eso es el escándalo.
¿Y sabes lo que el diablo espera en ese momento preciso?
Y lo que él realmente quiere es que rechaces a Dios. No diciendo que Dios no existe, sino soltando Su mano. Rechazar la Palabra es rechazar a Aquel que la pronunció.
Cuando dices: «No perdonaré», piensas que estás rechazando un comportamiento. Pero espiritualmente, le estás diciendo a Dios: «Rechazo tu voluntad. Ya no caminaré contigo.»
No existe una pequeña desobediencia. 1 Samuel 15:22-23 nos revela que la rebelión es COMO adivinación. Y la resistencia a la voluntad de Dios es COMO hechicería. Cuando te niegas a perdonar, ya has entrado en una forma de brujería espiritual. Ya no practicas la justicia, vives en una ilusión. Vas a la iglesia, cantas, pero tu alma ha dejado a Dios. Ya no lo estás siguiendo. Caminas, sí, pero ya no es Él a quien sigues.
Y ahí es cuando el Señor te dice: «Vuelve a Mis caminos. Toma nuevamente Mi mano.»
Cuando rechazas la Palabra, rechazas a Aquel que te salvó. 1 Tesalonicenses 4:8 dice: «El que desecha esto no desecha a hombre, sino a Dios mismo.»
Puedes seguir creyendo en Dios, pero si ya no practicas Su Palabra, lo has rechazado. Y lo peor es que, muchas veces, ni siquiera te das cuenta.
¿Te acuerdas?:
Ahí fue cuando dejaste de seguir a Jesús. No fue cuando dejaste de ir a la iglesia – no, fue cuando dejaste de hacer lo que Él te pidió.
Es siguiéndolo que comienzas a cambiar. Jesús nunca dijo: «Los transformaré mientras duermen.» ¡No! Él dijo: «Sígueme, y Yo te haré…» Es caminando en obediencia que Él comienza a restaurar tu alma. Comienza tocando lo que nadie puede sanar: tu interior.
¿Quieres conocer la transformación? Síguelo. ¿Quieres parecerte a Jesús? Obedece su Palabra.
El Señor es mi Pastor… (Salmo 23)
Sí, pero con la condición de que lo sigas. Es para los que lo siguen que «nada les faltará». Es para los que lo siguen que Él «restaurará su alma» y los «guiará por sendas de justicia».
Pero mientras sigas caminando solo, mientras no perdones, mientras te niegues a hacer la paz… no lo estás siguiendo a Él, estás siguiendo a otro. Y no importa lo que confieses con tu boca, tu camino revela a tu pastor.
Cuando Dios es tu Pastor, Él te guía. A través de tus decisiones, tu obediencia, Él te transforma. La amargura se vuelve dulzura. El miedo se convierte en paz. La tristeza da paso al gozo. Tu alma, quebrada por las ofensas, es poco a poco sanada, restaurada.
Cuando estás ofendido y te niegas a sanar, le dices a Dios: «Suéltame.» Entras en una sequedad espiritual. Tu carne toma el control. Vuelves a ser carnal, irritable, amargado, colérico. Dices: «Pero esto no lo puedo perdonar.» Olvidas que perdonar no es para el otro, es para ti. Olvidas que es una instrucción divina para restaurar tu alma.
Síguelo aun cuando tu corazón no quiera hacerlo. Síguelo aun cuando tu alma llore. Porque mientras camines en obediencia, llegarás a ser irreconocible. Verás: una luz saldrá de ti. Tu carácter cambiará. Tu mirada cambiará. Pasarás de oruga a mariposa. De amargura a gracia. De humillación a gloria.
Pero todo comienza con una decisión: «Señor, tomo nuevamente tu mano. Regreso. Sana mi corazón, restaura mi caminar. Te elijo como mi Pastor.»
Padre, reconozco que he sido ofendido. Permití que una ofensa, una herida, una injusticia me hicieran soltar tu mano. Pero hoy entiendo que fui engañado. El escándalo no era un fin en sí mismo, era un plan maligno para hacerme abandonar mi destino. Pero hoy tomo una decisión firme. Regreso a tu Palabra. Tomo tu mano nuevamente. Renuncio a la ofensa, a la tristeza, a la ira. Elijo amar. Elijo perdonar. Elijo seguirte, porque siguiéndote, me convierto en esa mariposa que vuela hacia su destino. En el poderoso nombre de Jesús, Amén.
🙏 Si nunca has entregado tu vida a Jesús, haz esta oración con fe:
Señor Jesús, reconozco que Te necesito. Creo que moriste por mis pecados y que resucitaste. Hoy Te acepto como mi Señor y Salvador. Transforma mi vida y guíame por Tu camino. Amén.
- Lucas 17:1 – Es imposible que no vengan tropiezos.
- Mateo 24:10 – Muchos tropezarán, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
- 1 Juan 5:3 – El amor de Dios consiste en guardar sus mandamientos.
- Juan 14:21 – El que me ama, es el que guarda Mis mandamientos.
- Romanos 12:1 – Presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios.
- Lucas 9:23 – Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
📽️ ¿Quieres ir más lejos? Para ver el video completo: Haz clic aquí.
📌 ¿Acabas de hacer la oración para entregar tu vida a Jesús? Haz clic aquí.
📌 ¿Este artículo te ha impactado especialmente? Para compartir tu testimonio: haz clic aquí.
📌 ¿Te gustaría contribuir con una ofrenda o donación? Haz clic aquí
You have successfully joined our subscriber list.