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«Si la carga de Dios no es tu carga, no te sorprendas si tu carga no le interesa a Dios.» Esto es lo que el Señor me encargó decirte hoy. ¿Por qué clamas desde hace años sobre el mismo tema sin ver transformación? ¿Por qué sientes que estás estancado a pesar de tus oraciones, tus ayunos, tus súplicas? ¿Alguna vez te has tomado el tiempo de escuchar el clamor de Dios? Porque sí, Dios también clama. Dios también suspira. Dios también gime. Y su clamor es simple:
Mis ovejas están dispersas, y no hay nadie que las haga volver. (Ezequiel 34)
Tú quieres que se ocupen de ti, pero Dios te pregunta: «¿Y tú, estás dispuesto a ocuparte de los demás?» En 1 Pedro 5:7, la Palabra dice: «Echad toda vuestra ansiedad sobre él…» Es una invitación celestial a depositar tu carga. ¡Pero no vengas sin dar nada a cambio! Es una transacción. Dios toma tu carga, pero a cambio, Él te encomienda la suya.
¿Cuál es esa carga que Dios quiere depositar sobre ti? ¡Su pueblo! ¡Sus ovejas! Las ovejas dispersas, heridas, decepcionadas, escandalizadas. Ahí está la carga de Dios.
Mi yugo es fácil, y ligera mi carga. (Mateo 11:28-29)
¿Por qué es ligera? Porque no conduce a la angustia ni al estrés. No es una carga que abate, es una carga que te mantiene vivo, una carga que te hace florecer, una carga que te alinea con el cielo. Dios te llama a cambiar de estatus, a dejar de ser una oveja asistida para convertirte en un pastor responsable.
Tú quieres que Dios cuide tu vida, pero ¿te has preguntado de cuántas vidas quiere Dios que tú cuides?
Juan 21: «Simón, Simón… ¿Me amas? Entonces cuida de mis ovejas.»
¿De verdad amas a Dios? No lo demostrarás con cantos. No lo harás con lágrimas. Es con un cambio de postura: te conviertes en una persona que cuida las almas.
¿Por qué tantos hijos de Dios dan vueltas, estancados en su caminar cristiano? Porque se niegan a crecer. Porque se niegan a convertirse en lo que Dios espera de ellos. Hay una etapa en la que ya no necesitas que te repitan los fundamentos de la fe. Hay una etapa en la que debes pasar de alumno a maestro.
Ustedes, que ya deberían ser maestros, todavía necesitan que se les vuelvan a enseñar los principios elementales… (Hebreos 5:12)
Es dramático. Espiritualmente hablando, algunos creyentes tienen 6 años pero aún usan pañales. Todavía hay que limpiar sus heridas del alma, sus caprichos, sus quejas. ¡Eso no es normal!
Pedro también conoció ese camino, pero Jesús le dijo: «Cuando hayas vuelto, fortalece a tus hermanos.» Hoy estás de pie. Sabes que Jesús es el Señor. Sabes que no hay otra vida posible. Sabes que no puedes dar marcha atrás. Conoces la verdad, has visto su fidelidad, has probado su amor. Entonces ¿por qué estás inactivo? Ya estás salvo, pero multitudes a tu alrededor se están perdiendo. Dios te dice: «Fortalece a tus hermanos.»
Tal vez estás destinado a reinar, a florecer en un ámbito de impacto, pero antes de acceder a la realeza, Dios mira tu corazón. No busca un Saúl, busca un David. Y David, antes de ser rey, fue pastor. Cuidaba los rebaños de su padre. Velaba por cada oveja. Cuando una era atacada, la defendía.
Eso es lo que Dios busca: hombres y mujeres que velen, que protejan, que conduzcan a otros hacia una madurez espiritual duradera.
¿Depende el crecimiento de la Iglesia únicamente de la evangelización? No. No se trata solo de hacer que vengan almas. Se trata sobre todo de conservarlas.
Mis ovejas se dispersaron por falta de pastor. (Ezequiel 34:5)
No es una cuestión de método, es una cuestión de corazón. ¿Dónde está tu corazón? ¿Estás dispuesto a cuidar lo que Dios ha salvado?
Reinhard Bonnke lo entendió: predicarle a cien mil personas está bien. Pero si el 95 % regresa al mundo, entonces la obra está incompleta. Dios no busca simplemente ganadores de almas. Él busca guardianes de almas. Pastores antidesaparición.
¿Quieres un ejemplo? Entre 2023 y 2024, Impact Centre Chrétien pasó de 41,000 a 78,000 miembros. Gloria a Dios. Pero, ¿sabías que al menos 40,000 ovejas se perdieron en el proceso? ¿Por qué? Por falta de pastores. No por falta de programas. Por falta de pastores.
Un niño que nace sin que se le alimente, sin que se le reciba, acaba por morir. Nacer de nuevo no significa estar afirmado.
Si amas a Dios, no puedes soportar que su rebaño se disperse así.
Si cada hijo de la casa se comprometiera con una lista de 5 a 10 personas para acompañar, no perderíamos a nadie.
No necesitas un micrófono para brillar. Dios no te llama a estar bajo los reflectores. Te llama a brillar por el impacto, por el corazón, no por la plataforma.
Dices: «Yo estoy llamado al deporte», o «Estoy llamado a la televisión.» Gloria a Dios. Pero, ¿sabes por qué Dios te llama allí? Nunca será por la audiencia. Siempre será por las almas. Siempre será para influenciar, sanar, liberar, guiar.
Buscas conexiones, un nuevo empleo, un mentor. ¿No sabes que tu respuesta está escondida en las almas que Dios te ha confiado?
El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará y no será oído. (Proverbios 21:13)
Lloras, clamas, y Dios parece ausente.
José pudo haberse lamentado en la prisión. Pero en lugar de eso, detectó que otros prisioneros estaban tristes. Los levantó, los animó, interpretó sus sueños. Eso es tener corazón de pastor. Y fue esa postura la que lo conectó con el faraón.
Cuando cargas el peso de los demás, Dios envía los recursos para aligerar el tuyo. Gente vendrá a bendecirte simplemente porque fuiste una piedra angular en su vida.
Tu destino está ligado a las personas que sirves. Sé fiel con una sola alma, y Dios te confiará diez, cien, mil. Él no mira tu cuenta bancaria, Él mira la capacidad de tu corazón.
Levántate, resplandece… las naciones caminarán a tu luz. (Isaías 60)
¿Quiénes son las naciones que caminan a tu luz? Son las personas cuya vida ha sido transformada por la tuya.
No son los aplausos de los hombres los que definen el nivel de tu resplandor. Es la cantidad de vidas restauradas, reconciliadas, afirmadas gracias a ti.
Cada vez que te niegas a brillar al enfocarte solo en ti, frenas la claridad de tu resplandor.
Deja de centrarlo todo en tus hijos, tu esposo, tu trabajo, tu carrera. El corazón de Dios está inclinado hacia las ovejas. Sírvelas, ámalas, aprende a llevarlas en la oración. Sé ese pastor que Dios pueda desear y no solo tolerar.
Sé ese hombre, esa mujer, que el cielo elevará para gobernar, no para dominar, sino para guardar el rebaño de Dios.
Señor, hoy hago un intercambio de carga. Te entrego mis preocupaciones, mis cargas, y recibo tu carga: el cuidado de las almas, el fortalecimiento de las ovejas, la compasión por los que se pierden. Dame tu corazón. Rompe el egoísmo, rompe el egocentrismo en mí. Quiero brillar, pero no solo. Quiero que otros sean bendecidos a través de mí. Úsame como un pastor antidesaparición, un siervo fiel, capaz de iluminar su camino hacia Ti. Me presento voluntario hoy. En el nombre de Jesús. Amén.
🙏 Si nunca has entregado tu vida a Jesús, haz esta oración con fe:
Señor Jesús, reconozco que te necesito. Creo que moriste por mis pecados y que resucitaste. Hoy te acepto como mi Señor y Salvador. Transforma mi vida y haz de mí un instrumento en tus manos. Te entrego mi corazón, mi vida, mi futuro. Amén.
- Juan 21:17 – Si me amas, cuida de mis ovejas
- Lucas 22:31-32 – Fortalece a tus hermanos
- Ezequiel 34:5 – Mis ovejas están dispersas, por falta de pastor
- Mateo 11:28-29 – Mi carga es ligera
- Proverbios 21:13 – El que cierra su oído al clamor del pobre
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