Viernes 10/01/2025

Todo lo que hemos recibido esta semana, todas las revelaciones que Dios ha depositado en nuestros corazones, deben ser selladas en oración. Porque una semilla sin riego, sin protección y sin enraizamiento, acaba siendo ahogada por los espinos del mundo o por los ataques del adversario. Hemos aprendido la importancia de planificar nuestro carácter, nuestra consagración y nuestra prosperidad. Hemos comprendido que nada cambia sin una decisión firme, que todo progreso espiritual, material y emocional comienza con una alineación estratégica con la voluntad de Dios. Pero lo que sabemos, el diablo también lo sabe, y desplegará todas sus estrategias para hacernos olvidar, distraernos o atacarnos justo en aquello donde sabe que hemos tomado el compromiso de avanzar.

¿Cuántas veces se han tomado resoluciones pero nunca se han cumplido? No porque Dios estuviera ausente, sino porque el hombre se mostró inconstante. El enemigo buscará robar esa palabra, sembrar el desaliento, provocar circunstancias que te lleven a dudar, a procrastinar o a perder tu fuego. Por eso hoy debemos levantar un muro de oración alrededor de todo lo que hemos recibido. Debemos construir una fortaleza divina alrededor de nuestros compromisos y declarar proféticamente que 2025 no será un año como los demás. Declaramos que nuestro carácter será renovado, que nuestra consagración alcanzará nuevas alturas, y que nuestra prosperidad estará alineada con el cielo.

La oración es nuestra fuerza y nuestra arma contra todo lo que quiere arrebatarnos esta bendición. Jesús dijo en Lucas 22:40: «Orad para que no entréis en tentación.» Por medio de la oración, nos arraigamos profundamente en la verdad divina, fortalecemos nuestras decisiones y ejercemos la autoridad espiritual necesaria para establecer de forma duradera esta revelación en nuestra vida cotidiana.

Señor, venimos a Tu presencia con un corazón agradecido. Te damos gracias por esta semana de transformación, por cada verdad revelada, por cada semilla depositada en nosotros. Gracias por la oportunidad de entrar en un nuevo año con una visión clara y una determinación renovada. Gracias por la sabiduría compartida, por las llaves espirituales, por las instrucciones precisas que nos dan una ventaja sobre las tinieblas. Gracias, porque ya no seremos sacudidos por el viento de la incertidumbre; avanzaremos con precisión bajo la conducción del Espíritu Santo. Padre, Te honramos y celebramos Tu fidelidad.

Elevamos un clamor delante de Ti, Señor, para pedirte Tu protección. Protege esta verdad en nosotros. Lo que hemos recibido no será arrancado, olvidado o deformado por las circunstancias, las emociones o las distracciones. Guárdanos vigilantes contra toda disminución progresiva del fuego, contra todo ataque sutil destinado a devolvernos a la inconstancia y la mediocridad. Atamos y echamos fuera los espíritus de olvido, desaliento y distracción en el nombre de Jesús. Cerramos todas las puertas por las cuales el enemigo pudiera infiltrarse en nuestros pensamientos para hacernos renunciar a nuestros compromisos. Esta palabra está enraizada en nosotros como un árbol plantado junto a las aguas, dará fruto a su tiempo y sus hojas no se marchitarán jamás.

Señor, hoy tomamos el compromiso de ser hombres y mujeres de planificación. No esperaremos que las cosas ocurran, las provocaremos espiritualmente. Alineamos nuestra vida con Tus principios, decidimos convertirnos en sacerdotes, constructores espirituales y materiales. Consagramos nuestros días, nuestras habilidades, nuestro trabajo, nuestro servicio y nuestras finanzas en Tus manos. Ya no será el año quien nos imponga su ley; nosotros impondremos al año el reinado de Cristo a través de una disciplina espiritual intensa, una obediencia rigurosa y una fe inquebrantable. Nuestras decisiones no serán abandonadas en el camino. Nuestros compromisos no serán simples palabras lanzadas al viento. Por Tu gracia, seremos fieles a cada resolución.

Intercedemos ahora por todos aquellos que luchan con la aplicación de estos principios. Señor, fortalece a los que vacilan, levanta a los que han caído en la trampa de la rutina. A los que luchan contra la inconstancia y la indisciplina, dales el poder del Espíritu Santo para caminar con firmeza. A los que aún están oprimidos por el temor a la escasez, libéralos en su comprensión de la semilla y la abundancia bíblica. A los que dudan de su capacidad de cambiar, dales la convicción inquebrantable de que Tu Espíritu en ellos hace que todo sea posible. Oramos por la Iglesia, que sea una antorcha de verdad y un modelo de transformación. Oramos por las naciones, que esta revelación no quede confinada a nuestras vidas personales, sino que se convierta en un instrumento de avivamiento para todo el mundo, para que muchos sean bendecidos a través de nosotros.

Padre Todopoderoso, sellamos esta revelación por la autoridad del nombre de Jesús. Que todo velo espiritual sea rasgado, que toda pasividad sea consumida por el fuego del Espíritu. Que nuestras vidas den testimonio de Tu poder. Que nuestras acciones demuestren que somos la sal y la luz del mundo. Declaramos por la fe: ¡2025 es un año de disciplina alineada con la perfecta voluntad de Dios! Este año, caminaremos como hijos e hijas del Reino, cumpliremos con exactitud lo que Tú esperas de nosotros. Que toda limitación, toda estancación y todo retraso sean quebrados para siempre. Caminamos en favor y abundancia, en fuerza y sabiduría, en sabiduría y santidad. ¡En el poderoso nombre de Jesús, Amén!

Hoy te animo a hacer un acto profético. No termines este día sin haber puesto en marcha una acción concreta en relación con todo lo que Dios te ha revelado. Escribe una oración de compromiso personal donde alineas cada área de tu vida con los principios divinos. Toma una hora hoy para consagrar en oración todo tu año. Escribe un plan detallado de desarrollo espiritual, personal y financiero, y preséntaselo a Dios en adoración y fe. Lo que comprometes hoy se convertirá en la cosecha de mañana.

En el corazón de la Biblia: Salmo 37:5 – «Encomienda a Jehová tu camino, confía en él, y él actuará.»