Domingo 12/01/2025

Esta mañana, no vienes simplemente a asistir a un culto, estás entrando en una cita divina. No se trata de un programa religioso más, sino de un encuentro que tiene el poder de transformar tu ser para todo el año que viene. ¿Cómo vas a presentarte delante de Dios? ¿Con qué estado de ánimo? ¿Estás preparado para recibir? Con demasiada frecuencia llegamos a la iglesia con el corazón cargado del torbellino de la semana, abrumados por las preocupaciones, las distracciones y los asuntos cotidianos. Pero hoy es el día del Señor. Es el día en que Él habla, en que Él instruye, en que Él edifica. El Salmo 100:4 nos exhorta: «Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanzas; alabadle, bendecid su nombre.» Esta preparación comienza con una decisión: la de venir delante de Dios con un corazón abierto, dispuesto y hambriento de Su palabra.

Si no silencias el ruido interior, ¿cómo oirás la voz del Espíritu? Hay una guerra por tu atención, una batalla espiritual para mantenerte distraído, cansado, absorbido por todo menos por lo esencial. El enemigo sabe que si te presentas ante Dios con un corazón disperso, saldrás del culto sin haber sido verdaderamente tocado. Él impulsa la agitación, los pensamientos errantes, las preocupaciones estériles. Pero hoy, rechaza eso. Abandona toda distracción. Aparta todo lo que pueda robarte la concentración y elige alinearte. Ven como un vaso vacío, listo para ser llenado. Ven con una expectativa divina.

¿Eres consciente de que este culto puede cambiar el curso de tu año? Dios ha preparado un depósito particular para ti, una revelación, una dirección, una instrucción específica. Habacuc 2:1 declara: «Estaré en mi puesto de guardia, me plantaré en la torre; vigilaré para ver lo que Él me dice…» Hoy, ven con esa postura profética, esa vigilancia espiritual. No estás aquí por casualidad. Dios quiere depositar en ti una visión, una palabra que te arrancará de las trampas de la confusión y del desánimo espiritual. Piensa en Daniel: fue una decisión firme la que lo impulsó hacia un destino glorioso. ¿Y si hoy fuera el día en que Dios te diera la estrategia para santificarte, prosperar y caminar con autoridad en 2025? Ven con la certeza de que no saldrás de este lugar tal como entraste.

Es tiempo de rechazar toda pasividad. Esta mañana, antes incluso de que comience la alabanza, alinéate espiritualmente. Tómate un momento para orar con fervor y pedirle a Dios que sensibilice tu corazón. Relee los pasajes bíblicos de la semana, repasa en ti las verdades que has meditado. Entrégate a la adoración como un verdadero adorador. Deja de comportarte como espectador, sé el actor de tu propio despertar espiritual. Llega con una sed, un hambre que empuje a Dios a revelarte los tesoros ocultos de Su palabra. Evita toda distracción. Pon tu teléfono en modo silencio, aleja de tu mente todo lo que pueda perturbar tu enfoque. Esto no es un simple culto, es una cita con tu Creador.

Señor, hoy me niego a venir a Tu casa sin preparación. Mi corazón tiene hambre, mi espíritu tiene sed. Abre mis oídos espirituales, rompe toda distracción, todo velo de ceguera. Quiero oír Tu voz, captar Tu corazón, comprender Tus instrucciones. Háblame claramente, Señor. Cambia mi carácter, santifica mi ser, abre las compuertas de los cielos sobre mi vida. Que esta palabra que voy a recibir no sea solo una exhortación más, sino una espada que corte en mi vida espiritual. Me posiciono para recibir con fe, con prontitud, con humildad. Lléname, transfórmame, equípame para el año que viene. En el poderoso nombre de Jesús, Amén.

En el corazón de la Biblia: Lucas 8:18 – «Mirad, pues, cómo oís; porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que cree tener se le quitará.»