¡No te quedes con la leche, anhela el alimento sólido de la Palabra de Dios!

¿Por qué tantos cristianos están estancados en su fe? ¿Por qué, después de años en el Señor, algunos aún viven como niños espirituales, frustrados, inestables y llevados por las circunstancias? La Palabra de Dios es clara: mientras el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo (Gálatas 4:1-2). Por lo tanto, es posible tener acceso a una herencia sin jamás manifestarla, a causa de la inmadurez espiritual.

La pregunta es simple: ¿quieres crecer? ¿Quieres ver la gloria de Dios manifestarse a través de tu vida? Entonces es imperativo que dejes de conformarte con la leche y empieces a buscar el alimento sólido de la Palabra de Dios.

Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. (Hebreos 5:13-14)

La leche es buena por un tiempo, para el inicio, pero no puede ser el fundamento eterno de tu vida espiritual. Es tiempo de anhelar crecer. Es tiempo de rechazar la inmadurez espiritual y sumergirte en la sustancia verdadera que transforma a un cristiano en conquistador.

El peligro de estancarse en el nivel de la leche

En el mundo natural, un bebé no se alimenta indefinidamente sólo con leche. Desde los primeros meses, la diversificación alimentaria se vuelve esencial. Si un niño rechaza los alimentos sólidos y persiste en beber sólo leche después de cierta edad, desarrollará graves carencias nutricionales. Lo mismo ocurre en el plano espiritual. Dios siempre comienza por alimentarnos con leche, enseñándonos los principios básicos de la fe: la gracia, el amor, la bendición, la prosperidad, la sanidad, la paz interior… ¡Y eso está bien! Pero después de un tiempo, si sólo nos aferramos a esos elementos y rechazamos pasar al siguiente nivel, nos enfermamos espiritualmente.

Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales. (1 Corintios 3:2-3)

Un cristiano alimentado únicamente con la leche del Evangelio sigue siendo carnal, influenciado por sus emociones, deseos y pasiones. Se vuelve inestable, se hiere fácilmente, vive constantemente ofendido, siempre esperando que Dios le dé algo en lugar de buscar qué puede darle a Dios.

El diablo sabe que mientras te mantengas en esa etapa, eres inofensivo. Sólo oras para recibir bendiciones, corres detrás de profecías, pero jamás manifestarás el poder y la autoridad que están en ti. ¡Por eso es imperativo pasar al alimento sólido, porque ahí es donde comienza la transformación!

El alimento sólido: la clave del Reino de Dios

La leche de la Palabra de Dios está enfocada en tus necesidades personales: tu prosperidad, tu sanidad, tu destino, tus bendiciones. Pero el alimento sólido habla de los intereses de Dios: avanzar el Reino, ganar almas, morir a uno mismo, andar por el Espíritu, hacer Su voluntad cueste lo que cueste.

El alimento sólido son esas palabras que no halagan tu ego, sino que dan forma a tu ser interior. Son esos mensajes que te piden renunciar a ti mismo, tomar tu cruz y seguir a Cristo. Es cuando se te enseña obediencia aun cuando nada parece lógico, perseverancia en medio de la prueba, sacrificio, servicio, amor incondicional. ¡Este alimento es difícil de tragar para los que aún son carnales, pero es vital!

Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. (Juan 4:34)

No vivía para satisfacer sus deseos, sino para cumplir un propósito superior. ¡Por eso era poderoso, por eso el diablo no podía tocarlo! Su mirada estaba puesta en Dios y no en sí mismo.

Si quieres salir del ciclo interminable de frustraciones espirituales, si quieres por fin experimentar la victoria sobre el pecado, si quieres ver el poder de Dios manifestarse a través de ti, es imperativo que abraces este alimento sólido. Crucificará tu carne. ¡Pero hará que resplandezca la gloria oculta que hay en ti!

Dejemos de ser cristianos inmaduros

¡Mira lo que pasa en el Cuerpo de Cristo hoy! Cristianos que abandonan su fe ante el primer problema, personas que dejan las iglesias porque se sienten ofendidas, creyentes que sólo buscan bendiciones y huyen de enseñanzas que exigen compromiso. ¿Por qué tanta inestabilidad? ¡Porque se ha alimentado a una generación de creyentes con leche y no con alimento sólido!

Cuando te alimentas de la manera correcta, te vuelves espiritualmente inquebrantable. El enemigo puede atacarte, las pruebas pueden caer sobre tu vida, ¡pero tú permanecerás firme porque tus raíces serán profundas! Ya no buscarás sólo los beneficios de Dios, sino que buscarás conocerle, amarle, servirle, obedecerle, incluso cuando eso requiera sacrificio.

Dios está buscando hombres y mujeres maduros, capaces de llevar Sus cargas. Busca intercesores que lloren por las almas, ¡no cristianos que lloren porque todavía no se han casado! Busca obreros dispuestos a ir a Su mies, personas que ya no estén centradas sólo en ellas mismas, sino en la expansión del Reino. ¿Es ese tu caso?

Si estás cansado de dar vueltas en círculo, decide hoy desear el alimento sólido. Rompe con la mentalidad infantil de un cristianismo centrado en ti mismo y pídele a Dios que abra tus ojos para ver lo que realmente espera de ti.

En el corazón de la Biblia

• Hebreos 5:11-14 – El paso de la leche al alimento sólido
• 1 Corintios 3:2-3 – Los cristianos carnales y su estancamiento
• Gálatas 4:1-2 – La herencia no puede manifestarse sin madurez

Oremos juntos

Señor, rehúso seguir siendo un cristiano inmaduro, siempre pidiendo sin nunca entregarme a Ti. Hoy decido pasar de la leche al alimento sólido. Señor, moldéame, rompe en mí todo egoísmo y dame un corazón completamente entregado a Ti. Quiero buscarte por quien Tú eres y no sólo por lo que das. Quiero vivir por Tus intereses y no por los míos. Padre, libérame de la superficialidad espiritual y estableceme en Tu Reino con madurez. ¡En el poderoso Nombre de Jesús, amén!

🙏 Si nunca has entregado tu vida a Jesús, haz esta oración con fe:

Señor Jesús, reconozco que te necesito. Creo que moriste por mis pecados y que resucitaste. Hoy te acepto como mi Señor y Salvador. Transforma mi vida y guíame por Tu camino. Amén.

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