Las células: Un modelo poderoso para un crecimiento exponencial

¿Qué es lo que permite que una iglesia crezca e invada un territorio para el Reino de Dios? ¿Qué es lo que transforma una simple reunión en un poderoso movimiento del Espíritu?

Jesús dijo:

La cosecha es mucha, pero los obreros pocos. (Mateo 9:37)

La cosecha de almas está lista, pero Dios busca hombres y mujeres que acepten llevar esta visión y extender el Evangelio en la ciudad, en los hogares, ¡en cada barrio!

Cuando miramos la Iglesia primitiva, no se conformaban con reunirse en grandes templos. ¡No! Crecían en los hogares, en las calles, en la intimidad de las casas.

No dejaban de enseñar y anunciar las buenas nuevas de Jesucristo, cada día, en el templo y por las casas. (Hechos 5:42)

Este modelo divino es el modelo de las células, de los pequeños grupos. Es eso lo que permitió a la iglesia apostólica crecer, multiplicarse e incluso sobrevivir frente a la persecución.

Hoy, es tiempo de tomar esta llave, de entender esta estrategia celestial y aplicarla en nuestra generación. Las iglesias que prosperan en el mundo, las que llenan estadios e impactan naciones, todas están edificadas sobre esta estructura. En Ghana, en Corea del Sur, en América Latina, esta clave bíblica ha transformado asambleas de unos cientos de personas en iglesias de decenas de miles de fieles.

El modelo de la iglesia en células no es una idea moderna, no es una tendencia pasajera. Es el plan de Dios para edificar Su Iglesia y extender Su luz donde reinan las tinieblas.

Un cristiano alumbrado debe entender este modelo, adoptarlo y convertirse él mismo en un actor del avivamiento. ¿Quieres ver la gloria de Dios extenderse a tu alrededor? ¡Es tiempo de levantarte y decir: “¡Señor, úsame! ¡Quiero que mi casa sea una luz en mi ciudad!”

Dios tiene un modelo

En Éxodo 25:40, Dios da una instrucción clara a Moisés:

Mira bien y haz según el modelo que te ha sido mostrado en el monte. (Éxodo 25:40)

Dios es un arquitecto, ¡Él nunca construye al azar! Tiene un plan preciso para Su Iglesia. Y cuando estudiamos la Palabra, vemos emerger un modelo divino: la Iglesia en los hogares.

Todos los días perseveraban unánimes en el templo, partían el pan en las casas y comían con alegría y sencillez de corazón. (Hechos 2:46)

El templo era importante, la reunión colectiva era esencial, pero lo que daba vida a la iglesia, lo que la hacía imparable, era la comunión en los hogares.

Cuando la persecución cayó sobre la Iglesia primitiva en Hechos 8:1-3, no fue en los grandes edificios donde ella sobrevivió. ¡Fue en los hogares! La Iglesia se volvió invisible, pero indestructible. Los cristianos seguían orando, estudiando la Palabra, ganando almas, y así fue como el cristianismo se propagó por todo el Imperio romano.

Por eso una iglesia que no entiende este modelo está limitada. Una iglesia que solo funciona con la reunión del domingo es una iglesia vulnerable. Pero una iglesia edificada sobre las células ¡es una iglesia imparable! Es una iglesia que crece, que invade, que conquista.

La iglesia en células: Una cosecha de crecimiento

Cuando una iglesia activa el modelo de las células, entra en otra dimensión de crecimiento. Ya no se trata simplemente de sumar miembros, sino de multiplicar discípulos. Y eso fue exactamente lo que vivió la Iglesia primitiva.

Mira este fenómeno poderoso: en Hechos 2, eran 120 en el aposento alto. Pero cuando el Espíritu Santo descendió, ¡3000 personas fueron añadidas en un solo día!

Perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión fraternal, en el partimiento del pan y en las oraciones. (Hechos 2:42)

¿Cómo gestionaron esa explosión repentina de fieles? ¡Por medio de las células! ¡Por medio de los hogares!

Aún hoy, es así como funcionan algunas de las iglesias más grandes del mundo. En Seúl, Corea, la iglesia del Dr. David Yonggi Cho alcanzó más de 830 000 miembros gracias a las células. En El Salvador, una iglesia triplicó su crecimiento en un año al adoptar este modelo. Cada vez que una iglesia se alinea con este modelo divino, se manifiesta un crecimiento sobrenatural.

¿Por qué? Porque las células permiten la evangelización a otro nivel. En un edificio puedes registrar cierto número de visitantes, pero en los hogares, cada uno se convierte en un ganador de almas. ¡Cada cristiano se convierte en un pastor! ¡Cada casa se convierte en una luz en su vecindario!

Imagina lo que eso significa para nosotros. Si tenemos 1000 células activas, y cada célula gana solo una persona por mes, en un año, habremos añadido 12 000 nuevos discípulos. Si tenemos 5000 células, eso significa 60 000 nuevos convertidos en un año.

La pregunta es: ¿estás listo para ser parte de este movimiento? ¿Estás listo para ver a Dios usar tu casa como un lugar de avivamiento y transformación?

El poder de la casa transformada en iglesia

Cuando una casa se convierte en una célula, la presencia de Dios se instala de una manera particular. Jesús dijo:

Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (Mateo 18:20)

Mira lo que pasó en la casa de Cornelio en Hechos 10. Mientras Pedro predicaba, el Espíritu Santo descendió y toda la casa fue llena. ¡Los milagros suceden en las células! ¡Ocurren sanidades! ¡Las vidas son restauradas!

Oremos juntos

Señor, hoy decido hacer de mi casa un altar para Tu gloria. Quiero que mi morada sea un lugar donde Tu presencia habite, donde las almas sean salvadas y donde Tu nombre sea glorificado. Úngeme para esta misión, dame la sabiduría y la fuerza para edificar una célula que impacte mi ciudad.

¡Que mi casa sea un lugar de milagros, de sanidad y de transformación! En el poderoso nombre de Jesús, ¡amén!

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