SEMINARIO ESPECIAL – DÍA 1 – LA LEALTAD QUE CONSTRUYE LA MEGA IGLESIA – Rev. Benny DAG-ANNAN

La lealtad que construye la mega iglesia

Escúchame bien, la iglesia no es una opción, no es un pasatiempo, no es un lugar al que uno va solo a buscar una bendición.

Jesús declaró en Mateo 16:18: «Edificaré mi Iglesia.» ¡Él no te pidió tu opinión! ¡No te consultó! Anunció Su gran proyecto: la edificación de su cuerpo en la tierra. La pregunta es: ¿formas parte de los que construyen o de los que sólo observan? ¿Estás ayudando al Señor o sólo finges ayudarlo?

Mira a tu alrededor, la iglesia no se construye sola. No crece únicamente con reuniones dominicales, sino con hombres y mujeres leales, comprometidos, cargando el peso de Cristo. La verdadera carga son las almas perdidas. La verdadera carga es la expansión del Reino. Si no llevas esa carga, entonces ¿para qué sirves?

Lo que Dios quiere es una iglesia grande y poderosa

Jesús no dijo: «Edificaré una pequeña iglesia insignificante», Él dijo:

Edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

¡Aleluya! El objetivo de Dios nunca fue mantener a un pequeño grupo de creyentes escondidos en algún lugar. Su plan es un movimiento poderoso, un ejército masivo, ¡una Iglesia que sacude las naciones!

¿Por qué una iglesia inmensa? Porque el enemigo ataca en grande. El diablo no viene con pequeños planes, no juega a las escondidas. Él despliega una fuerza colosal para arrasar generaciones enteras. Por eso Jesús quiere una mega iglesia: para detener al diablo, para imponer su reino y para salvar a las almas en masa.

Mira las empresas del mundo, crecen, invierten, contratan a millones de personas. ¿Pero la Iglesia, debe permanecer pequeña y discreta? ¡NO! Debemos construir una iglesia fuerte, sólida, inmensa, donde cada alma encuentre un lugar, una familia y un destino.

¿Quieres ver a Dios actuar poderosamente? ¡Toma la carga de la iglesia! ¡Trabaja para el Reino! ¡Comprométete con Su ejército!

Mateo 11:29: Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí.

Deja de ser un espectador y ponte al servicio de Dios.

No finjas servir

Hay personas sentadas en la iglesia que dicen que sirven a Dios, pero en verdad sólo están conectadas a las apariencias. No cargan ninguna carga real, no trabajan para ver almas salvadas, no ganan a nadie para el Señor. Van a las reuniones, saludan a la gente, colocan las sillas, manejan el sonido, pero no llevan el peso verdadero. ¡No llevan el peso de las almas!

Imagínate a cuatro personas que transportan una carga pesada. Avanzan con dificultad, sudan, se esfuerzan bajo el peso… Pero entre ellos, hay uno que camina al lado, que toma una partecita, que limpia aquí y allá sin realmente cargar. Finge. Quiere ser contado entre los que trabajan, pero en verdad, no lleva nada.

Esa es la imagen de muchos creyentes. Parecen comprometidos, pero no cuidan las almas. No evangelizan, no hacen discípulos, no oran por los débiles espiritualmente. Están en la iglesia, pero no hacen nada por la iglesia.

Pero mira a una persona que verdaderamente toma esa carga. Aquella que avanza, que se da por completo, que gasta su energía, su dinero, su tiempo por el Reino. ¿Sabes qué? Son esas personas las que captan la mirada de Dios. Son estos siervos a quienes el Señor bendice más allá de toda medida. ¿Por qué? ¡Porque alivian a Dios en Su gran proyecto!

Llevar la carga de Cristo es el secreto de la expansión

¡Nadie engaña a Dios! Él sabe quién le es fiel. No seas de los que sólo quieren recibir sin dar nada.

Le pediste a Dios que se ocupara de ti, pero ¿tú te ocupas de Sus asuntos? Te dio una familia, te dio un trabajo, una estabilidad, ¿pero en qué empleas esa bendición?

Juan 15:16: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto.

Mientras estés conectado con el proyecto de Dios, Él no puede abandonarte. Pero si eres indiferente a su reino, ¿por qué querrías que Él se interese en tus necesidades?

Dios ya lo ha dado todo, pero ¿lo has recibido tú?

Escucha bien, el problema nunca está en Dios. Dios da, Dios provee, Dios responde. Pero a veces, somos como alguien que espera una respuesta en una línea telefónica, ¡cuando ya cambió su número!

Imagínate que llamas a tu banco. Les das tu número habitual, y el banco te dice que ya te envió el dinero. Pero tú, no has recibido nada. ¿Por qué? ¡Porque tu teléfono está en otra línea, y ese número no puede recibir el depósito!

Eso es exactamente lo que pasa espiritualmente. Dios ya envió sus bendiciones, ¡pero tú estás en la frecuencia incorrecta! Estás conectado a una vida cristiana pasiva, inútil para el Reino. ¡Cambia de frecuencia, entra en la esfera de los constructores de la iglesia, y verás la provisión divina manifestarse sobre ti!

Oremos juntos

Padre, hoy reconozco que la iglesia no es solo un lugar, es TU prioridad. Hoy decido llevar tu carga. Quiero ser hallado fiel, quiero tomar mi lugar entre los que edifican y hacen crecer tu reino. Señor, abre mis ojos para ver lo que debo hacer, abre mis oídos para escuchar tu llamado y abre mi corazón para obedecer inmediatamente.

Señor, me levanto por Ti, cuidaré de las almas, haré mi parte para que tu iglesia crezca y se convierta en una verdadera fortaleza contra el enemigo. Tomo este yugo con alegría, sabiendo que es en tu casa donde mi herencia está asegurada.

En el poderoso nombre de Jesús, ¡amén!

Señor Jesús, reconozco que te necesito. Creo que moriste por mis pecados y que resucitaste. Hoy, te acepto como mi Señor y Salvador. Transforma mi vida y guíame por tu camino. Amén.